viernes, 13 de agosto de 2010

Daniel Noseda, poeta de EL VIENTO. Mario Lessing, poeta del BARRILETE.

Publicaciones de la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) El Viento
Décima Tercera Comunión Literaria. Recibida el 4 de mayo de 2008.
Noseda, Daniel.

Querido Luis: Firme a lo convenido, va un testimonio acerca de la razón o el porqué escribo.

Testimonio

Existirán millares de motivos para otros, desde la caída en el egocentrismo, el lamento, simplemente por dinero, etc. Lo mío es simplemente conectarme primero con mi otro, el del hemisferio derecho y después lanzar, tal como el protagonista del cuento, el mensaje en una botella, que otro lo recoja y lo lea y... Hasta tal vez lo conteste y seguir escribiendo ese otro libro que no está escrito y me gustaría leer.
Daniel con su esposa, en la sede de ADU, en una presentación de libro organizada por la Editorial Revistas Callejeras. Año 2010.


Editorial Papeles de Buenos Aires.
Colección: La Pluma y la Palabra
Libro Número 13: El Nudo Corredizo.
Lessing, Mario.

Declaración Jurada

Me parece que escribir es un trabajo sumamente arduo y fatigante; pero más fatiga y fastidia a los lectores el escritor que les premastica la obra y los alumbra con explicaciones teóricas y técnicas sobre lo que escribe; por qué escribe; para qué escribe y hasta cómo escribe. Si todo esto no esta implícito (aunque en forma larvada) en el propio quehacer del artista es porque algo falla y, desgraciadamente, aún no se ha inventado la explicación que supla las falencias de una obra mediocre. Además a los lectores (y conste que todos los que escribimos lo somos) no nos gusta que nos traten como si fuéramos infradotados. Pretendemos afrontar el desafío de desentrañar las pautas y desenmarañar las claves que el artista nos bosqueja; queremos ser participes; es un juego apasionante y en él reside nuestro mayor goce estético.

Explicitar la obra me parece redundante: una novísima retórica ideológica. Una declaración de principios o una postura del individuo frente al arte que practica puede tener un valor anecdótico o ideológico y político en sí. Pero la validez de la obra se mide por los logros y no por los propósitos y las buenas intenciones. Las declaraciones revolucionarias no dan un cariz revolucionario a la obra ni se lo quitan cuando lo tiene. Si la obra refuta los anunciados del artista no hay apelación posible.

Por lo expuesto prefiero callarme la boca y escribir porque ¿acaso uno sabe si pretende reflejar la vida, recrearla, crearla o tan sólo vivirla? ¿Acaso uno sabe si quiere introducir la realidad en el sueño o en la realidad? ¿Acaso uno sabe si su propósito es alertar y tranquilizar; emocionar o concienciar; alegrar o inquietar; preguntar o responder? ¿Acaso uno sabe donde acomodar la verdad y la belleza para que no se den de codazos? Si lo supiera ¿tendría sentido escribir?


Fuente: Libro LAS HOJAS. Compilación de Testimonios, notas, poemas, cuentos, crónicas varias, de escritores de la década del 60 y 70 que publicaron en la Editorial Papeles de Buenos Aires, Ediciones La Pluma y La Palabra dirigida por el poeta Roberto Santoro y escritores que han publicado en la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) El Viento dirigida por la escritora Mónica Algarbe y el poeta Luis Vilchez. Año 2010. Colección: Libros de la calle.

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