Trigésima Tercera Comunión Literaria. Recibida el miércoles 3 de febrero de 2010.
Villegas, Carlos Adrián “El Charly”.
Testimonio
El arte. Su visión, misión y forma
Empiezo este manifiesto con un lema de Violeta Parra en una entrevista que le hizo una periodista.
Sabiendo usted Violeta diferentes disciplinas artísticas como la música, la pintura, la poesía, el trabajo en telar ¿Con qué arte se quedaría para expresar lo que siente? ¿En el caso de elegir uno de ellos cual sería? Violeta respondió: ¡la gente! Asombrada la periodista insistió diciendo ¿por qué? La poetiza respondió diciendo que si no fuera por la gente nada de estas pericias artísticas tendría sentido. Con esto abro este ensayo diciendo que el arte hoy en día es social.
Desprejuiciado de ideología y de clases, un verdadero artista y su obra no es un acto narcisista de su egoidad expresiva, sino un ser sensible que expresa como termómetro el clima social que vive su cultura. El individualismo del arte conceptual, sin importar el otro como sujeto de aprendizaje frente a su obra ya agotan sus fuerzas hoy en día.
El nuevo arte transforma la muerte en vida. Una vida llena de vitalidad para nuestra alma. Ya lo decía Kandinsky: el pan espiritual del cual debemos alimentarnos. El arte dejó de ser lejos aunque todavía impere una herramienta servil de diversión de la corte. En la actualidad la sociedad ignora el contenido esencial en el arte y como tal solo digiere lo que a su alma llega como expresión de sus sentidos físicos de degustación, de lo que me gusta y no, al respecto. El arte va mas allá de estos pares de opuestos o de los sentidos nos hablan. El arte es un ser en si mismo viviente que nos balbucea grandes verdades eternas y arquetípicas. En cada expresión humana, está lo subjetivo de la personalidad temperamental del artista, pero en la obra en sí encierra a su vez algo mucho más profundo y sustancial que hace a la misma que trascienda épocas, estilos y hasta el mismo artista. Facundo Cabral (músico y compositor Argentino) reconoce que algunos temas que el supuestamente ha creado no le pertenece debido a que él por lo general se define comúnmente con una manera de escribir canciones con cierta “paleta” de acordes y de notas que difieren de algunos temas, como el que dice: “no soy de aquí , ni soy de allá...” . Una variante de notas que él ni siquiera solía expresar. El tema ha sido traducido a 25 idiomas, trascendió fronteras y ha sido emblema en muchas causas. Facundo sorprendido de ser un instrumento del cuál le confirieron ser el emergente ideal para materializar la obra. ¿Quien le confiere este derecho? La sociedad. En ella se crea un campo de energía y el artista con la antena y el trasmisor en condiciones capta las ideas que rondan como ondas por el aire. Las materializa para que sean en el caso del ejemplo citado audibles para la sociedad.
La gente inmediatamente se alimentó de esta transformación, comió de ese pan y se nutrió. Pronto la gente desnutrida en su alma por falta de actos creativos, necesita de nutrientes, pide y exige más creaciones o éxitos para alimentarse. Hay algunos “panaderos” muy buenos como Mozart que no paraba de hacer pan del bueno. El problema del arte es la ignorancia que se tiene a qué se come y se degusta cuando estamos como espectadores en el proceso de comunicación con la obra. Es como aquel buen vino fino elaborado con la mejor sepa, la mejor tierra, el mejor estudio y cuidado, para que después un ignorante lo compre y se lo toma como agua hasta saciar su paladar de sentido (me gusta o no me gusta, me divierte o no me divierte, me crea sensaciones o no, etc.). El arte es un ser viviente que exige ser degustado o descubierto y para ello la educación da luz a la ignorancia para ser consciente de lo que se alimenta. Se les enseña a las personas a degustar un buen vino, de percibir el cuerpo y demás, con el arte se puede hacer lo mismo, solo que no alimenta el estomago sino el alma (emociones, sentimientos) pero realmente nutre y encuentra eco con el espíritu de la persona. Así es como se cierra el círculo donde la energía continúa, sufre diferentes precipitaciones o transformaciones y vuelve a la fuente generadora de vida que es el espíritu.
Acá entramos en un terreno filosófico y ético en torno a este tema ya que si soy un materialista de clases, el arte solo va a tener una función carente de espíritu y solo apuntará a satisfacer el alma humana desde los sentidos, los sentimientos duales de agrado y desagrado. Solo quedará reducido al entretenimiento y al disfrute momentáneo.
Sólo un arte que se le considere como sustancia espiritual de creación no apuntará a lo dual, sino a lo esencial de las cosas. Lo esencial es invisible a los ojos, no es material, ya que éste sólo es la cáscara formal de una función de ser profunda. Así como con el acto educativo vamos tomando cada vez más conciencia sobre aspectos que ignorábamos de la vida y comenzamos apreciar su función y razón de ser, con el arte sucede lo mismo.
Hay que hacer conscientes el hecho de que arte en la antigüedad tenía esta conexión con los dioses o el mundo espiritual. Tanto fue así que Grecia fue el último exponente en consagrar este proceso. En esta época se vivía la epopeya de ver unidas la voluntad, la sensibilidad y la reflexión en el arte. Nuestra modernidad con sus ciencias se las debe al origen artístico espiritual. Las doce artes liberales que hoy vemos reflejada como por ejemplo en las matemáticas, en aquella época se encontraban unida a la música en las escuelas Pitagóricas.
Hoy en día ese legado tomó especificación tan unilateral que las matemáticas corren en paralelo con el arte. Por suerte ya hay almas conscientes que recuperan las verdades antiguas en un segundo renacimiento y rompen las barreras que dividen el espíritu. La física actual junto con la tecnología nos brinda la posibilidad de ir experimentando este derrumbe. Se sabe que la materia es sólo firme en apariencia ya que lo esencial de la misma es energía y vacío.
Todo es vacío y una urdimbre de tramas de energía en diferente proporción configuran formas con funciones diferentes que se encuentran interconectadas entre sí. La ingeniería de energía espiritual es perfecta. El asombro de los científicos modernos hacia la energía del cosmos y la naturaleza se hace cada vez más evidente. Este reconocimiento en la antigüedad lo intuían los Egipcios y los pueblos originarios, Mayas, etc.
El arte es expresión de lo divino, es la musa inspiradora que se incorpora en el alma humana entre la comunicación dialéctica entre la persona, la sociedad y la esencia espiritual. Pero el artista artífice receptor de lo que acontece en su medio social toma para sí las semillas con las que junto con la fuente inagotable de agua espiritual (grial), van emergiendo los frutos en obra que tiene que donar a la sociedad cultural.
Ese fruto es sinónimo de esfuerzos sociales tripersonales, es decir que intervienen en el acto tres relaciones: el medio social, el sujeto y el mundo espiritual. Por lo tanto el contenido de ese alimento es la elaboración de tres estados de energías diferentes pero entrelazadas: la masa física de la sociedad, el alma del sujeto que amalgama el vínculo flexible como el agua y el vaporoso estado espiritual que inspira al artista. ¿Que inspira?
Lo que promulga en parte la energía espiritual es su esencia y ésta misma es denominada armonía. Leonardo en el renacimiento estudia conscientemente este hecho y le pone nombre, la porción aurea o el número de oro. Reivindica a las culturas originarias que intuían este patrón de manera sensible, como así también el Griego que lo hacia de manera reflexiva. Pero ya en su época tanto Leonardo y sus progenitores sociales van a dar más ciencia consciente sobre la evidencia sustancial en las formas. Esto es la armonía espiritual que sustenta la materia en un todo entramado.
Haciendo una analogía con la música la sociedad inspira el ritmo de gravedad en la tierra al sujeto, el mundo espiritual lo alienta hacia la armonía y el sujeto crea la melodía. El fruto o la obra en sí es producto de una tríada que según la biografía “kármica” del sujeto va a tener un alimento específico para la humanidad. No es lo mismo comer desde el alma un concierto de Mozart que de Beethoven. Cada sujeto le imprime un carácter a la melodía y una manera de amalgamar las cosas que las hace creaciones únicas, como cada especie en la naturaleza es única en sí y socialmente se necesitan mutuamente porque hay una energía que la atraviesa haciéndolas cambiar de estado.
Esta energía cuántica espiritual es la vida. La vida viene de la vida. El cambio para pasar de un estado a otro es la muerte, no mata a la vida, sino solo es un umbral por donde esta energía continua pasa. La vida es movimiento y el artista está siempre fraguando sus obras en procesos infinitos. Nunca satisfecho el artista es un buscador y la obra terminada es solo un umbral, pero el sigue creando otras formas de expresión.
Cada cultura futura dará nuevos abonos para que esto siempre esté vigente pero el peligro que se tiende en un mundo cada vez más materialista es que se olvide el proceso que fueron haciendo nuestros ancestros para estar conscientes hoy de la responsabilidad que tenemos de su legado y además que perdamos la conexión con el mundo espiritual, la fuente esencial de todo lo creado.
Para el pasado es bueno verlo, es bello sentir a la sociedad en el presente y además es verdadero intuir conscientemente el espíritu que armoniza el todo. La verdadera educación en el arte en su esencial función como puente de contacto entre la tierra con la ciencia y el mundo espiritual, va a ser de vital importancia para que nuevas generaciones crezcan conscientes de tamaña herramienta. Ya el arte no será utilizado solamente para entretener, divertir, o gratificar el egoísmo mezquino del individualismo. Sino que será una gran herramienta de vida y cambio social y espiritual, ya que este se alimenta a su vez de las creaciones que suceden en la tierra con su ley particular de gravedad.
Recuerden que estamos ante una dialéctica espiralada ascendente. Todos cumplimos un papel protagónico en esta urdimbre colectiva. Pero el arte se juega el papel de justicia en belleza y de armonizar a las almas. Un protagonismo que no será masivo sino producto de una elección individual de tomar al arte con esta importancia. Es sacrificar al ego que sólo se quiere quedar en el disfrute de los sentidos y dar un paso mas hacia ese Amor divino que anima incesantemente y armoniza nuestros destinos. El artista que logra esa coherencia o esa armonía entre lo que piensa, siente y hace puede donar como fruto a la sociedad futura nuevas fuerzas que alimentarán el cambio en la cultura, una cultura que tiende hacia la libertad individual y social.
Detrás del Charly, dos grandes mujeres de la LUCHA, Eugenia Ojeda (Murga Delparedón), Mónica Algarbe (Revista El Viento), Mendoza, año 2008.
Editorial Papeles de Buenos Aires
Colección: La Pluma y la PalabraLibro Número 33: El Espejo. Moreno, Lucas.
Declaración Jurada
º La poesía es indefinible; todo intento de limitar su contenido no pasa de ser una aproximación. Es un deslumbramiento en la conciencia del poeta quien logra aprehenderla en su momento de lucidez más alta.
º La responsabilidad del poeta en este mundo agónico trasciende el ejercicio de las letras para hacerle asumir su oficio de hombre. Ligado al destino de la mayoría de los hombres. Tendrá que sufrir las diversas formas de la violencia. La que ejerce el estado contra el ciudadano; la sociedad contra el individuo; las presiones que limitan o anulan su libertad de conciencia; la obligación de aceptar un salario injusto por insuficiente y alienante. Así nacerá su canto, su vaticinio.
º Ante la demencia nuclear que amenaza con incinerar la Tierra, auguro el advenimiento del hombre nuevo, de una sociedad fundada en la justicia, no en la ganancia, sin propiedad privada ni clases sociales, capaz de realizar la revolución dentro de cada hombre, toda vez que le asegure su libertad interior y su ascenso a un estilo de vida expresado en una nueva ética.
º Es decir: el poeta proseguirá su camino hacia las estrellas.
Fuente: Libro LAS HOJAS. Compilación de Testimonios, notas, poemas, cuentos, crónicas varias, de escritores de la década del 60 y 70 que publicaron en la Editorial Papeles de Buenos Aires, Ediciones La Pluma y La Palabra dirigida por el poeta Roberto Santoro y escritores que han publicado en la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) El Viento dirigida por la escritora Mónica Algarbe y el poeta Luis Vilchez. Año 2010. Colección: Libros de la calle.
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