lunes, 9 de agosto de 2010

Daniel Cristobo, poeta de EL VIENTO. T. Mazzi, poeta del BARRILETE.

Publicaciones de la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) El Viento
Vigésima Tercera Comunión Literaria. Recibida el sábado 30 de mayo de 2009.
Cristobo, Daniel.

Testimonio

Hola luisito, aquí te mando algo:

Apenas Un Perro Buscando Evidencias

Decía un escritor que no hay mejor manera de aburrir a otro que ponernos a hablar de nosotros mismos. Claro, esto es así, siempre y cuando sus palabras no trasciendan porque, de alguna manera, el artista suele hablar de sí mismo pero con una esencia que lo traspasa y, como la utópica lanza del Quijote, se hace universal.

Cuando G. Sand viaja a parís Chopin se queda solo, bajo una gran tormenta y una gotera sobre el piano; el músico no intentó correr aquel piano, aterrorizado nos escribe el preludio número quince y, a partir de entonces esa gotera la padecemos todos.

Desde que C. Chaplin inventó el travelling todos pudimos ver cómo alguien se iba quedando solo en el andén. Y cuando, hace más de un siglo, J. Martí escribió “El Decoro” bien podríamos decir, parafraseando a Johnny Carter: “esto lo estoy escribiendo mañana” y sería cruelmente exacto.

Tal vez, desde que Van Gogh se cortó una oreja el mundo se ha quedado medio sordo y mas se asemeja el arte a un testimonio que a una creación, lo que nos lleva a pensar en el hermetismo del lenguaje para modificar un estado de cosas.

Sin embargo, el artista se parece a una raza muy particular de perros. Perro que ni bien encuentra un tizón encendido lo toma y sale, dolorido y gimiendo, hasta que da con otro perro que lo recoge y sigue el camino, igualmente lastimado y herido, para continuar así la historia.

Lo curioso del hecho no es sólo la tozudez del animal sino que la braza no se extinga con el tiempo ni la saliva.

Daniel, organizador de la Primera Feria del libro de la UNSL, año 2008. Posa ante un gigantografía de la Revista El Viento.


Colección: La Pluma y la Palabra
Libro Número 23: A Lengua viva.
Mazzi, T.

Declaración Jurada

Decir poesía -de Hesíodo a nuestros días- es significar trabajo.

Trabajo de poeta en el oficioso transe de su concepción creadora. Es decir: hace poesía-como ser pensante y actuante- a través de la efusión de sus sentidos. El poeta entonces siente y tiene sentido de su trabajo en el tiempo y lugar que ocupa. De ahí, todo su Arte Poética sea sólo el mínimo enunciado del plan o programa de trabajo.

En mi caso, verbigracia, soy un poeta de procedencia y experiencia proletaria (por la sociedad clasista que padecemos). Y creo desde ese punto que mi poesía es un riguroso producto de clase. Poesía, repito de clase obrera por su expresión y su talante que lo caracteriza y que se entrega a la conquista del amor y el sustento como todas las complacencias del espíritu.

Que conste -a si mismo- que no podría definir mi poesía de otra manera, pues escribo como canto (o canto como escribo). Evitando, claro está, dejarme ganar por el canto de los cisnes o la proclama de los búhos. Y estoy seguro que por donde vaya mi poesía avanzará algún día la letra y música multitudinaria del más grande poeta obrero, Eugen Portier, y con él victoriosamente la autentica poesía del proletariado.

Chosica (Perú), 14 de noviembre, 1974


Fuente: Libro LAS HOJAS. Compilación de Testimonios, notas, poemas, cuentos, crónicas varias, de escritores de la década del 60 y 70 que publicaron en la Editorial Papeles de Buenos Aires, Ediciones La Pluma y La Palabra dirigida por el poeta Roberto Santoro y escritores que han publicado en la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) El Viento dirigida por la escritora Mónica Algarbe y el poeta Luis Vilchez. Año 2010. Colección: Libros de la calle.

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